Autobiografía lectora Lucas del Rio

“Abriendo mundos”
Desde chico, en mi casa me incentivaron a leer. Cuentos, historietas, en castellano y en francés (mi abuela me los regalaba, para convencerme de que lo aprenda). Así es como de a poco fui incursionando en el mundo de los libros, viajando a realidades sin sentido: elefantes azules, planetas inexistentes y héroes con superpoderes.
A medida que pasaron los años, empecé a elegir textos más largos y complejos. Rick Riordan, autor que se dedica a escribir historias con personajes mitológicos, se adueñó de mi biblioteca. Me duraban como mucho una semana. Me acuerdo tener que esperar para pedir otro, por miedo a que pareciera que sólo los quería para llenar el estante.
Por suerte compartía el gusto por la lectura con mis amigos de la escuela, y uno de ellos me presentó la magia de “Harry Potter”, y una de las primeras colecciones completas que tuve fue esa saga. Hoy en día, la miro y pienso que son puro marketing.
Mi pasión por la lectura se fue apagando con los años, quizás con el inicio de la secundaria, resultado de más textos obligatorios y que no despertaban entusiasmo en mí. O quizás simplemente, por iniciar una nueva etapa. Sin embargo, mi biblioteca siguió llenándose de nuevos libros. Me apasioné por las historietas, en particular “The walking dead”. Aposté con la pareja de mi mamá que si embocaba la pelota en un agujero hecho en la arena de las playas de Miramar: si yo ganaba, debía regalarme los números que me faltaban. Y gané. Acabo de darme cuenta de que aún sigue en deuda conmigo!
Hoy, a muchos años de haber abierto mi primer libro, soy fanático de los mangas (historietas de origen japonés que se leen desde lo que para nosotros sería la contratapa). Me presentaron un nuevo mundo, una cultura tan diferente como asombrosa, y un anhelo: conocer Japón y poder vivenciar en primera persona lo que hoy sólo disfruto en papel.

Actualmente mi lectura varía entre libros sobre la historia del cine (otra de mis pasiones) y libros biográficos de responsables de delitos en Argentina.

Comentarios

  1. Encontrarse con un libro por casualidad, amor u obligación. Leer para imaginar, conmoverse, ser otra, escribir, leer y dar la vuelta para empezar siempre. Tareas fascinantes, provocadoras, apasionantes y, muchas veces, reveladoras de nosotros mismos, porque leer no es irse sino encontrarse. Cuando suceden en la escuela, el desafío está en equilibrar placer y deber, en encontrarnos con otros (la lectura sino es siempre en soledad), en ejercer nuestro derecho a leer o no hacerlo y saberse responsable. Transitar la escritura a la que lleva leer, imaginar e imaginarse y darse cuenta, tal vez, que no es trabajo o esfuerzo sino necesidad.
    Gracias por compartir.

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