Autobiografía lectora - Helena Trindade

Aprendí a leer desde muy chica, cuando mi tía me regaló unos libros de princesas de Disney, y no me gustaba que me los leyeran, así que decidí empezar a leer. No leía más que libros que se relacionen a las películas infantiles que me gustaban, generalmente cosas de Disney. Hasta que, cuando estaba por cumplir los 6, encontré en la biblioteca de mi mamá un libro que su portada me llamó mucho la atención, “Dailan Kifki” de Maria Elena Walsh. A mi me gustaban mucho las canciones de ella, así que decidí leerlo, y fue la primera novela que leí. Desde ahí yo considero que empezó mi trayectoria de lectora. Cuando fui creciendo fui explorando más géneros y títulos. Recuerdo que era muy fan de una saga de libros de Andrea Ferrari, compuesta por tres libros; “El camino de Sherlock”, “No es fácil ser Watson”, y “No me digas Bond”. Trataba sobre un niño de 14 años que jugaba a ser Sherlock, ya que era muy fanático de este. Ahí desarrollé cierto fanatismo por el género policial, que duró unos años. Leí otra saga de libros de la misma índole, “Los casos de Anita Demare” de Norma Huidobro.
También tuve una época de leer historietas, leí toda la colección de Macanudo y de Mafalda.
Ya para quinto y sexto grado empecé a leer libros juveniles y adolescentes, leí la saga de Los Juegos del Hambre, leí varios libros de John Green, leí la saga de Caídos del Mapa, que fue, probablemente, una de las sagas que más disfruté en mi vida, quizás porque fue la primera vez que me vi reflejada en esos adolescentes rebeldes en la primaria, donde veía plasmados problemas y sentimientos que yo también estaba descubriendo.
En la actualidad, me gusta leer en español y en inglés. Algo que empecé a hacer este verano fue releer libros que me gustaron mucho en español, en inglés, sin la traducción, y la verdad cambia mucho lo que transmite. Creo que una de mis mayores hazañas como lectora es poder leer en el idioma original, ya que desde chica siempre me cuestionaba si las traducciones cambiaban o no el libro, y ahora descubri que si.
No tengo problema en prestar libros, siempre y cuando no borren las marcas o agreguen más, ya que eso lo siento muy personal. Si son libros a los cuales les tengo mucho cariño, me cuesta un poco más prestarlos.
Intenté muchas veces leer en pdfs digitalmente, pero la verdad nunca me resulto versátil. Prefiero el papel para realizar marcas, siempre con lápiz, o poniendo un postit para marcar la página. Cuando era más chica, me agarro una locura, y marqué mucho de mis libros con resaltador violeta. Probablemente uno de los mayores errores de mi vida, que lamento mucho. Incluso hay varios de esos libros que no puedo volver a leer por lo incómodas que me resultan las marcas.
Un libro que me cambió la vida fue definitivamente “El olvido está lleno de memoria”, de Mario Benedetti. Me gusta mucho la poesía, pero siento que este libro siento que va más allá de esta. Mi abuelo me leía mucho de chica, y me decía que nunca pierda el hábito de leer, y yo leyendo siento que, de alguna manera, lo tengo presente a él. Y este libro siento que me conecta de una manera muy especial. Le tengo un cariño impresionante y es muy preciado para mí.
Espero que leer nunca sea un peso para mí ya que creo que es algo que nos nutre completamente, y nos ayuda en muchos aspectos de nuestra vida.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

"Amor añejo" - Lucas del Rio

El papel de helicópteros - Lola Dávila

Autobiografía Lectora de Guadalupe Rodríguez

"Otoño regresivo" - Fermín Theodossiou

El destino esperado - Lucas Bernath

Hojas rotas - Luciana Mattia

Olvidar la memoria - Helena Trindade

Nube poética- Ivo Gnocchini

Madre e hija unidas Amanda Smith