Autobiografía lectora de Milena Díaz



                                                              Mi vida en una simple pagina

  No tengo mucha experiencia leyendo libros por gusto, no es algo que odio, pero si algo que me cuesta hacer. He sufrido las consecuencias por esto hasta el día de hoy, soy una persona que le cuesta redactar y expresarse a la hora de escribir, y las razones son más que claras.  Mis pasos para elegir un libro comienzan con buscar el género que tenga ganas de leer, mirar todos los libros, elegir el que tiene la portada más llamativa, aunque sé que eso no es lo correcto, y luego comenzar a leerlo. Lo que me pasa es que hay veces que comienzo un libro, me interesa lo que leo, pero me cuesta continuarlo, si hay algunas cosas que me aburren o no me interesan comienzo a saltar páginas, después no entiendo lo que sigue, me enojo, y lo termino dejando. Sé que el problema no está en que no me gusta leer, sino que me cuesta mantener una continuidad y aceptar que lo que estoy leyendo me gusta. En mi casa hay una gran variedad para elegir, libros de historieta, novelas, terror, policial etc, de los cuales solo abre leído unos pocos. Considero que los que más me agradan, y los que si llegaría o llegue a terminar, son libros de terror como “it”, libros de ciencia ficción como: “Yo robot” y libros de historietas junto con comics como “the walkin dead”. Estos géneros son los que más me gustan ya que, a mi parecer, son los más creativos y me brindan esa sensación de querer saber más de lo que estoy leyendo e imaginármelo con lujo y detalle.  Recuerdo tener estas mismas sensaciones cuando estaba en el inicio de mi paso por la escuela primaria, observé un libro en un estante de la biblioteca de la escuela, vi que la portada era muy bonita y graciosa, y lo empecé a leer. Cada día asistía a la biblioteca en los recreos para poder seguirlo, aunque trataba de hacerlo en secreto ya que me daba vergüenza que me vean leer porque no era algo que yo hiciera casualmente. El libro se llamaba “La asombrosa sombra del pez limón” de MUZZIO DIEGO. Fue el primer libro que leí y que terminé. Ese día me di cuenta que la lectura no era necesariamente densa, aburrida, e incluso algo malo. Por estas razones considero a este libro no solo como el primero que leí, sino como el que más aprecio de todos, aunque sea infantil lo considero mi favorito y el que logro acercarme y aceptar a la lectura como algo bueno. Más o menos a esta edad era cuando mis papas me leían algunos libros a la noche o por la tarde para poder dormir, era algo que se hacía continuamente en mi casa, la cenicienta, los tres chanchitos, etc , eran algunos de nuestros favoritos. Pero a medida que fuimos creciendo  se dejó de hacer y pasamos a las películas dejando de lado a la lectura , siendo así que hoy en día tenemos mucha más cantidad de películas que de libros.

   Mi clima al leer tiene que ser en un lugar privado, sin nadie que me mire, hable, escuche o interrumpa. Creo que este clima de lectura tiene que ser así ya que generalmente leo cuando estoy triste o ansiosa y justamente es en esos momentos donde prefiero estar sola, y que sinceramente es como que tengo vergüenza que las personas me vean leer. Además, cada vez que leo intento tener una hoja y lápiz en la mano para poder plasmar la historia en un dibujo. De esta manera, agregándole el arte plástico que es algo que me encanta, es como que lo disfruto más al libro y puedo notar cosas que tal vez de otra manera no las notaría. Si hay algo que no me gusta es leer desde dispositivos electrónicos, me parece molesto y muy incómodo, trato de evitar al máximo leer de manera virtual. Otras cosas que no me agradan son los libros realistas, no me dan ganas de leerlos ya que siento que no espero ninguna sorpresa de ellos, las historias me parecen planas y sin un factor sorpresa.

Comentarios

  1. No son los libros los responsables de que no nos guste leer, sino, principalmente, los lectores. Por esto, ante la pregunta sobre qué es leer, la respuesta es comprender sin dificultades. El gusto puede ser interrogado una vez que la comprensión ha sucedido. Como solemos rechazar lo que no comprendemos, ahora podríamos pensar que, a lo mejor, lo que no gusta, en realidad, no se entiende. La escuela puede o no hacernos gustar de la literatura, pero sí debe, ineludiblemente enseñarnos a leer, a comprender. Este es el arduo trabajo y el desafío que se nos abre en el espacio del aula.
    Gracias por compartir y ayudarme a comprender un poquito más de este viaje en el aprendemos juntas

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